28/10/12

COLLSEROLA. RUTA CIRCULAR 3. De baixador de VALLVIDRERA. STA. CREU D´OLORDA. SANT BARTOMEU DE LA QUADRA. LA RIERADA. VALLPINEDA. Ruta de Senderisme.



Domingo. 8::00. Estación de Baixador de Vallvidrera.
A esta hora todo está desierto. Las luminarias de la estación palidecen ya por las primeras luces del alba.
Hemos quedado bastante temprano para realizar una ruta circular por el Parc Natural de Collserola.


Baixador de Vallvidrera. Las primeras luces...

Y digo bien, bastante temprano, ya que en realidad  esta noche se ha producido  el cambio horario y ahora en realidad son las 7:00 h.



Albada.
 La mañana es realmente fría y desapacible, pero el viento ahora permanece encalmado…
Comenzamos ruta guiados por el famoso gps Dakota, compañero infatigable de nuestras rutas.




Al cabo de unos veinte minutos, extraviamos ruta. Buscamos el GR 96, pero hasta nuestro gps se pierde.


Como en una revelación...



Hemos hecho y rehecho el camino  y no encontramos nuestro  GR. Pero al final, nos  aparece escondido en el tronco de un árbol el deseado GR 96.


Al fín, el GR 96.

Es época de setas y mi acompañante no pierde ocasión de señalarme a cada paso la existencia micológica de estos elementos.



Micología...

Dudas y mas dudas sobre el camino a seguir hasta que finalmente encontramos el GR 96 que nos lleva por empinadísimos senderos de subida hasta culminar el puig de Castellví.


Marcas del GR 96.

Desde la cima del puig de Castellví, podemos contemplar una magnífica panorámica de la ciudad.


La Barcelona del mar.

La ruta sigue complicándose en un cruce de caminos. Finalmente optamos por seguir la ruta hacia la Ermita de Santa Creu d'Olorda.
El viento vuelve a hacer su presencia. Me siento bastante entumecido ya que el día anterior había pasado también mucho frío en la visita al “castell de Recasens” en la Serra de l´Albera donde  se desató un gran temporal de tramuntana con un descenso de temperatura de 6º.
Seguimos un poco despistados por el trayecto, pero vamos siguiendo por senderos muy interesantes. Buen paisaje y buena ruta.


Senderos de Collserola.

La extraña seta.


Detalle del sombrero.

Creciendo...

Marcas de GR...

Sorprende la visión de un senderista que encontramos con pantaloncito corto muy veraniego y que ante nuestra sorpresa, nos dice: “Para caminar es lo mejor que hay”.
Realmente sí, pero esta mañana el frío es muy intenso.


Piernas...para que os quiero...

Hemos llegado a la ermita. Lugar de encuentro de beteteros. Y es la hora del desayuno...


Sta. Creu  d´Olorda.

Portalón anexoSta. Creu d´Olorda

El momento decisivo.

Obsérvese la mirada fascinada del gato ante la visión del esplendoroso bocata...


Mirada gatuna...

También hay acuarela esta mañana. Pero a decir verdad, acaba con los dedos helados.





Seguimos ruta hacia Sant Bartomeu de la Quadra. Una serpenteante pista nos lleva en media hora a esta población  perteneciente al término municipal de Molins de Rei. Está situado dentro de la sierra de Collserola, en un collado entre la riera de Santa Creu y la riera de Vallvidrera.



Sant Bartomeu de la Quadra.

En la parte alta de la población encontramos un sendero bastante desdibujado que desciende hacia un lugar de la riera  llamado “el salt”. 



Orientación + o -  orientada...

Hongo simbiótico...


Sendero hacia el "Salt".

En poco más de media hora llegamos a este curioso enclave. El lugar es bonito y acogedor y está envuelto en el incesante sonido del agua al caer desde una pequeña altura.

El Salt.
Encontramos cierto movimiento de gentes… se trata de una carrera de orientación. Varios participantes están enfrascados en llegar a un determinado lugar con sólo la ayuda de un mapa. Quizá les podamos prestar el gps que esta mañana anda más perdido que nosotros.

Junto al participante.
Arañando la tierra...


El tiempo ha cambiado, y la temperatura asciende. Ya no hace falta abrigarse tanto. Empieza a hacer calor.
Cruzamos por la parte alta de la riera...

Cruzando "el salt"...
Nos dirigimos al siguiente punto, La Rierada. Este es un pequeño núcleo de población rodeado de montañas que forman la sierra de Collserola. A partir de aqui vamos siguiendo ruta en busca del GR que nos llevará hasta Vallpineda..
La temperatura ha aumentado bastante, y entre el continuo caminar y las subidas prolongadas, el sudor comienza a fluir.
Llegamos a Vallpineda y lo cruzamos durante largo tiempo. No sabía que era tan extenso.

Carrer de Vallpineda.

El GR nos lleva hasta la masía de Can Busquets, y a partir de allí comenzamos una larga, prolongada y empinada subida por un sendero que realmente se las trae, pero que al mismo tiempo sorprende por el enclave que discurre.


Subiendo y subiendo...

El sendero de subida.

Desde la parte alta. Collserola.

 Llegamos a lo alto de la montaña y nos encontramos ya con indicaciones concretas. Vamos hacia Les Planes.




Nos sorprende encontrar en este punto estas cubetas colgadas en los árboles. Sería interesante tener información al respecto.

Colgados...

Y seguimos caminando, y volvemos a caminar y a seguir andando, y vamos descendiendo... hasta llegar finalmente a los merenderos de Les Planes, humeantes por las carnes a la brasa que se están cociendo, y a la estación  de los ferrocarriles.
Aquí damos por concluida la ruta. Son las 14:00 de la tarde, hora ya actualizada.


Estación del ferrocarril. Les Planes.

Hemos hecho un calculo aproximado de distancias por tiempo andado, y nos salen, paradas a parte 6 horas de desplazamiento. Es decir unos 26 Km.
Hasta la próxima.
Ruta realizada.,

27/10/12

CASTELL DE REQUESENS. SERRA DE L´ALBERA. Ruta Turística.



Desde la  Junquera iniciamos la ruta por una estrecha carretera rural, hacia el pueblo de Cantallops. (El nombre promete). De aquí por una pista forestal que se adentra por el Paratge Natural de la Serra de L´Albera, vamos en dirección al poblado o asentamiento de Requesens, a unos cinco km.
Las montañas de L´Albera, hacen de frontera natural entre L´Alt Empordà y el Rosselló.
La pista es dificultosa teniendo en cuenta el tipo de vehículo utilizado. Penosamente llegamos a nuestro destino. Allí, cuatro edificaciones y un bar restaurante llamado La Cantina, nos sirven de refugio contra un viento que ha comenzado a desatarse. Desde este lugar, vemos a lo lejos, sobre una colina, el castillo de Requesens.
El castillo de Requesens domina todos los valles meridionales del monte Neulós, a unos 7 km al este del vecindario de Requesens. Su término corresponde al del antiguo pueblo de Requesens.



El Castell de Requesens.

Comenzamos nuestra pequeña andadura por un desdibujado sendero que comienza junto a las casas del poblado.


A la salida...

El sendero desciende veloz hasta encontrar una pista que bien indicada nos llevará hasta el Castillo de Requesens.
En unos 45 minutos esperamos estar junto a los altos muros del espectacular recinto.


Descendiendo por el sendero.



La comitiva avanzando...



Típica foto de señalización.

Hemos llegado ya al castillo. Aparecen las almenas y torreones entre la maleza de la montaña.


Torre. Castell de Requesens.

La entrada se practica por un portal que se adentra en una gran sala donde una señora sentada ante una desvencijada mesa nos atiende y nos da acceso, previo pago de 2 euros. La señora está allí sentada como estatua impertérrita haciendo punto y muy atenta a la confección de un chaleco de lana.




Nosotros comenzamos la visita por nuestra cuenta… y riesgo… ya que la parte baja del castillo está muy abandonada y sin que se vea ningún signo de recuperación estructural.




La construcción de este primer castillo documentado en Requesens se inscribe en las disputas entre los dos condados a raíz de su separación a finales del siglo X. Los condes de Rosellón mantuvieron el dominio, dentro del condado de Ampurias, hasta su extinción. 


Desde una de las ventanas...

El señorío de Requesens les fue reconocida en el convenio entre los condes respectivos del año 1075 y dominio sobre el castillo vuelve a ser citado en la renovación de aquella en 1085 y en otro convenio del año 1121. 


Inspeccionando salas...

Los condes roselloneses o los personajes a los que la enfeudaron tenían un «castlà» (señor del castillo), que durante la primera mitad del siglo XII era un miembro de la misma familia condal, indicador claro del interés que tenían.





El recinto noble o superior incluye diferentes estancias (con el pavimento decorado con la roca heráldica de los Rocabertí, que se conserva en parte), la gran sala (actualmente cerrada), con una chimenea de piedra y unos ventanales con unos postigos que se ven de lejos, muy teatrales y característicos, y una torre atalaya redonda (también inaccesible), que es el punto más elevado del monumento. 





También hay algunos edificios de servicio, entre los cuales unas cocinas y lo que durante la última posguerra sirvió de hospital militar. 

El antiguo horno.

Cocinas y más cocinas.

Observando...





Los dragones de hierro.

Dragón de hierro. Detalle.

La gran panorámica.



Pasillos...

...Y más pasillos...

Los Visitantes.

Entre 1893 y 1899 fue totalmente reconstruido por sus propietarios, los últimos condes de Peralada residentes en el territorio, Tomás de Rocabertí-Boixadors Dameto y de Verí y su hermana Juana-Adelaida, con la intención de convertirlo en residencia de verano.


Las ballestas colgadas.

El edificio actual tiene tres recintos fortificados, con torres redondas y cuadradas, portales, almenas y matacanes de gran espectacularidad. 
Las obras fueron dirigidas por el maestro de casas Alexandre Comalat, que reconstruyó los aún vistosos restos del edificio medieval con el mismo trazado y la misma piedra de granito de la montaña con la que había sido construido, por lo que actualmente es muy difícil distinguir la parte original de la reconstruida.




Del edificio medieval parece que persisten poco más que unos muros de baluartes, la torre cuadrada del norte y una parte de la puerta del recinto superior, fechados en los siglos XII-XIV.












La iniciativa de restauración que tuvo Tomás de Rocabertí supuso una gran resonancia y fue celebrada por numerosos visitantes. Pero los condes no pudieron disfrutar de su nueva residencia. Tomás murió en enero de 1898 y Juana-Adelaida, que le sucedió, el 1899, en el mismo castillo, justo después de la gran fiesta de inauguración del día de san Juan de aquel año (que no escapó a la prensa de la época). Juana-Adelaida murió repentinamente en circunstancias nunca aclaradas y sin herederos directos.



En la azotea del castillo.

El 1923 el castillo y toda la inmensa propiedad anexa (más de 2000 ha) fueron adquiridos por los hermanos Pedro y Juan Rosellón, industriales mallorquines que explotaron intensivamente el bosque de la zona. Pocos años después (1927)lo volverían a vender, ahora a Joaquín de Arteaga, duque del Infantado y empresario, que lo conservó y residió esporádicamente, pero que despidió a todos los habitantes, colonos y otras personas relacionadas con la finca.




En 1936, al inicio de la Guerra civil española, fue brutalmente saqueado por activistas de la CNT-FAI. Tras la guerra, en 1942, el duque vendió toda la propiedad y el castillo a la compañía Borés SA, firma interesada únicamente en la explotación del bosque.




El castillo lo ocupó un destacamento militar durante todos estos años con el objetivo de controlar la actividad de los maquis. Los militares modificaron algunas dependencias (se instalaron cocinas y un hospital militar) y dañaron los interiores y algunas almenas.




El 1955 fue vendido a sus actuales propietarios, los socios Miquel Esteba Caireta Pijoan. Antes de comprar el castillo de Púbol, Salvador Dalí intentó infructuosamente adquirirlo. 




Aunque el castillo no ha vuelto a estar habitado y su interior, propio de una mansión decimonónica, está totalmente desmantelado y ha sufrido recientemente alguna gamberrada que ha obligado a cerrar el acceso a una parte del recinto superior por seguridad.




Tanto el gran patio del primer recinto como el entorno del castillo ajardinaron con especies vegetales autóctonas y foráneas pensadas para resaltar el conjunto, que se han aclimatado y naturalizado.





El castillo de Requesens constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura neomedieval que se conservan en Cataluña. Desgraciadamente, ni los recursos de sus actuales propietarios ni el interés de las instituciones están a la altura de su importancia.




La visita ha valido la pena. Nunca habíamos visto un castillo de estas dimensiones. Un espectacular lugar sin duda propicio para jugar al escondite.


Panel informativo.
Y una foto para ver como estaba acondicionada una de las salas del castillo en una retrospectiva de la época.


En otra época.

 El  viento sopla ya con mucha fuerza al salir del recinto. Iniciamos el regreso hacia el restaurante donde ya previamente nos habíamos emplazado.
El pequeño y rústico salón, nos salva de la ventisca que con enorme ímpetu nos llega a zarandear hasta el espíritu.


Restaurant "La Cantina". Requesens.

En buena compañía.

El menú es sencillo… “arrós de muntanya”. Realmente excelente. La cantidad sobrada hace que todos podamos repetir varias veces. Y aún nos vamos a llevar a casa lo que va a sobrar.


Arròs de muntanya.

La ventana, el viento, la luz...

Al salir del lugar la “Tramuntana”, sopla con tal fuerza que nos es difícil tenernos en pié. La temperatura ha descendido rápidamente y nos marca 6º. La sensación térmica es por este motivo, mucho más acusada.
Oscurece, a medida que vamos regresando por la pista hacia Cantallops. Las violentas rachas de viento atemorizan al más osado explorador. Me vienen a la mente estos lugares de misterio en los que son frecuentes los avistamientos y las abducciones. El paraje es de lo más idóneo…