27/1/13

JULIO LLAMAZARES. LA LLUVIA AMARILLA. El largo invierno de AINELLE.


"El tiempo fluye siempre igual como fluye el río: melancólico y equívoco al principio, precipitándose a sí mismo a medida que los años van pasando. Como el río, se enreda entre las ovas tiernas y el musgo de la infancia. Como él, se despeña por los desfiladeros y los saltos que marcan el inicio de su aceleración.
Hasta los veinte o treinta años uno cree que el tiempo es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume. Pero llega un momento en que el hombre descubre la traición de los años. Llega siempre un momento, en el que de repente, la juventud se acaba y el tiempo se deshiela como un montón de nieve atravesado por un rayo.
A partir de ese instante, los días y los años comienzan a acortarse y el tiempo se convierte en un vapor efímero, que envuelve poco a poco el corazón, adormeciéndolo. Y, así, cuando queremos darnos cuenta, es tarde para intentar siquiera rebelarse".

Julio Llamazares.
"La lluvia amarilla", fragmento.
 

La lluvia amarilla. Portada.

La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del pirineo aragonés llamado Ainelle.
La narración, altamente recomendable, evoca la memoria de un tiempo de abandono en los difíciles y aislados inviernos del Sobrepuerto 
El relato tiene el poder de introducirnos en este mundo rural que evoca la miseria y la tristeza del hombre. A nadie deja indiferente. 

"Durante varias noches, sentados junto al fuego,escuchamos aullar al viento como un perro rabioso en el tejado. Parecía como si aquel hosco visitante nunca más hubiera de dejarnos. Como si su irrupción repentina e inesperada no tuviera justamente otra razón que la de hacernos compañía en aquel primer invierno que Sabina y yo habríamos de pasar completamente solos ya en Ainelle".

Fragmento.

*Recomiendo leer el libro en invierno, por la noche y dentro de la cama.

26/1/13

MICHEL PEISSEL. EXPLORADOR DE LOS REINOS DEL HIMALAYA. MUSTANG. BHUTÁN. ZANSKAR. LADAKH. TIBET.


Michel Peissel fué  el último gran explorador del siglo XX.


Michel Peissel.

Con sus libros nos ha hecho soñar. Sueños de aventura y de viajes, sueños de mundos remotos y reinos perdidos, lamas, monjes, gentes, los guerrilleros khambas y los yaks. Él nos arrastró hasta los confines de nuestra geografía y de nuestra inquietud. Primero como niños y adolescentes absortos en aquellos libros amarillos de la editorial Juventud, enamorados de nombres extraños como Mustang, Bhután o Zanskar, que se deslizaban entre peligrosos desfiladeros y ventisqueros en los extremos de nuestros mapas del colegio, cuya geografía se centraba únicamente en nuestras cordilleras y mesetas. 


Los reinos de Michel Peissel.

Sus libros fueron el complemento de otro autor que en aquellos años 70´ fué muy conocido, Lobsang Rampa. Su Tibet de misterios y ocultismo, nos cautivó  todos aquellos años. (Hay una entrada en este blog dedicado a él). No os lo podéis perder.


Peissel con Tensing. Reino del Bhután.

Peissel y Calay, guía en el reino de Mustang.

El Tíbet era la pasión de Peissel, los Himalayas el patio de sus sueños. Eran tiempos en los que el Palacio del Potala, allá en la lejana Lhasa era nuestro ideal de evasión, y el misterioso Zanskar, el reino utópico que todos queríamos recorrer.


Peissel con la "Chuba" tibetana.

Había comenzado sus aventuras muy lejos del techo del mundo, al nivel del mar, explorando otra civilización misteriosa aunque muy distinta. En 1958, a los 21 años, recorrió la costa de Quintana Roo, entre cocales y chicleros. Cozumel, Puha, Ak, Yalcou, Acumal, Tankah, Tulum, Canche, Chunyaxche, Capechen, Chamax, Chenchomac, Tupac, Belice, son algunos de los lugares por los que pasó, afrontando el peligro de los contrabandistas y la jungla, para descubrir asentamientos ignorados de los antiguos mayas. Se hizo amigo del sr. Mesos y de Pablo Canche en aquellos cocales solitarios. 




Después  puso la mirada en los horizontes de los Himalayas. En 1959, como etnólogo, hizo su primera expedición allí, para estudiar a los sherpas nepalíes del valle del Khumbu. 
En 1964 Se adentró en el Himalaya visitando el reino prohibido de Mustang. De ese viaje surgió uno de sus grandes libros: Mustang, reino prohibido del Himalaya, publicado en 1967. ¿Quién no lleva en su corazón el nombre de Lo Mantang, la capital de aquel mágico lugar?.





Lo Mantang, capital del reino del Mustang.

Puerta de la ciudad de Tsarang, reino de Mustang.

En 1968 fue uno de los primeros occidentales en cruzar el Bután y explorar sus áreas más remotas. Y el libro de este maravilloso periplo se llamó, ¡como no! Bhután secreto.





Su Majestad Jigme Dorji Wangchuk, rey del Bhután.

Fortaleza de Thimbú. Reino del Bhután.

Luego vino el Zanskar y la travesía de este espectacular reino que tiene  dos reyes. El libro es espectacular ya desde sus primeras páginas.


Zanskar.

Niños en el Reino del Zanskar.

Nordrup, Peissel y Lobsang en el Zanskar.

Con "El oro de las hormigas", Peissel nos sumerge en otro pueblo ignorado, los  minaros o dardos y la identificación de las marmotas excavadoras de esos confines con las hormigas gigantes buscadoras de oro.




Tashi, uno de los guías.

Michel Peissel disfrazado de "minaro".

El oro de las hormigas.

Otro libro es "Los Khambas, guerrilleros del Tibet", que nos narra con mucha nostalgia la contienda contra las tropas invasoras chinas, en la que los Khambas tienen un papel primordial en reivindicar una lucha por un Tibet que ha nacido para ser libre.

 


Escribió una veintena de libros de viajes, incluido uno con sus preciosas acuarelas, más dos novelas. Michel Peissel estuvo involucrado en la realización de muchos artículos, 22  películas documentales sobre sus expediciones, incluyendo una serie de cuatro películas rodadas en 1978 con la BBC sobre el Zanskar.


Los Khambas, guerrilleros del Tibet.


Peissel recibió el premio de la Sociedad Geográfica Española en 2011, y fué miembro emérito del “Explorers Club” y de la “Royal Geographical Society”.
El útimo libro publicado en España es "Tibet, la peregrinación imposible". En este, Peissel, ilustra el texto con acuarelas realizadas por él mismo.



El gran explorador del Himalaya.


Michel Peissel muere  en su casa de París el 7 de octubre de 2011 a causa de un ataque al corazón, a los 74 años de edad.


Michel Peissel en 2009.

"Me interesa ir a lugares
 adónde nadie ha ido", decía.
  
Y hacia allá se ha ido, y como siempre precediéndonos.





19/1/13

COLLSEROLA. RUTA CIRCULAR 4. VALL DE SANT ISCLE I TURÓ DE L´ERMITÀ. Per CAN COLL. CAN CATÁ. TORRENT D´EN FOTJÀ.


Este sábado, a pesar de las malas predicciones meteorológicas, hemos realizado una ruta que ha resultado mucho más interesante y agradable de lo que nos podíamos imaginar.


Albada.


La ruta comienza en el área del “torrent de Can Coll”, junto a la carretera que va de Cerdanyola del Vallés hasta Horta en Barcelona. De Can Coll pasaremos a la “Vall de Sant Iscle” y al “Turó de l´Ermità”.
Gran parte de este recorrido está señalizado con placas de color rojo.




Son las 8:20 de la mañana. La temperatura es bastante agradable, 10ºC. El ambiente se mantiene cubierto y neblinoso debido a la perturbación que se extiende por todo el país.




A nuestra derecha discurre tranquilo un pequeño arroyuelo que nos acompaña en un tramo de este recorrido.




Vamos caminando por una pista muy agradable. A los diez minutos de nuestra salida, comienza a lloviznar levemente. La humedad a medida que nos vamos internando por el bosque, va dando al ambiente un olor característico.




Los indicadores habituales.

El campo invernal...

En ruta...

Pasamos por Can Catà, una gran casa señorial cerrada con verja, en cuyo interior se encuentra también la ermita de Sant Iscle y Santa Victòria de les Feixes.


En Can Catá.

La ermita queda alla a lo lejos agazapada y medio escondida detrás de los árboles y la vegetación.


Ermita de Sant Iscle.




Al poco cesa la fina lluvia, y seguimos disfrutando este ambiente típico de invierno. De vez en cuando nos cruzamos con algún senderista y con ciclistas en btt.




Vegetació ruderal.

No hay mucho que comentar de la ruta, ya que es tan plácida que parece que se va haciendo sola. Hay tanta tranquilidad que apenas nos damos cuenta del transcurrir del tiempo.




Vuelve a lloviznar levemente y podemos escuchar las gotas de lluvia caer sobre nuestras cabezas que hemos protegido adecuadamente.


Preparado para la lluvia.

Bajo el capuz...

Las hojas de la lluvia.





Los andares nos llevan a una amplia zona donde se ubica una fuente donde muchos excursionistas han coincidido para hacer una pausa.  Se trata de la Font de Can Lloses. Está tan concurrido como un bar de carretera. Casi todos los excursionistas desayunan, y se charla a grandes voces. 


                                El concurrido lugar.


Decidimos no perder ni un momento y seguimos nuestro recorrido hacia la serra d´en Ferrer. La suave lluvia ha cesado de nuevo. En el suelo gran cantidad de hojas otoñales nos recuerdan una anterior ruta al Puigsacalm.




Pasamos al lado de una gran extensión de terreno donde yacen gran cantidad de troncos apiñados para no se sabe que menester.









Llegamos a la parte más elevada del promontorio donde podemos disfrutar de una buena vista del Parc de Collserola. Algunas fotos, y vamos a la búsqueda de un lugar para desayunar.


Observatorio...

Estrenando prismáticos.

Y lo encontramos pronto.
La artesanal “coca amb xocolata” hace acto de presencia, y como siempre se le dedica unas instantáneas.
El desayuno hace reponer las fuerzas necesarias para seguir disfrutando de esta ruta.


Coca amb xocolata.

A punto de caramelo...




Seguimos el camino y al poco nos internamos por un maravilloso sendero de abundante vegetación que baja hacia el Torrent d'en Fotjà.






A medida que vamos descendiendo, nos vamos encontramos con abundantes árboles caídos sobre el sendero. Hace años un gran temporal de lluvia y viento los derrumbó.




Tenemos que ir sorteando los numerosos troncos de los árboles que nos vamos encontrando, pero no reviste demasiada dificultad.


Sorteando...

Obstaculizando...

Volviendo a sortear...

Nos encontramos en la parte en la parte inferior de la vagüada, sumidos en una especie de bosque del periodo Carbonífero, húmedo y oloroso, cubierto de enmarañada vegetación por donde discurre el fantástico sendero. 


Vegetación. Torrent d'en Fotjà.



La hiedra venenosa...




El sendero va subiendo lentamente hacia el Turó de l´Ermità. Vuelve a lloviznar cuando llegamos a un cruce de caminos donde se encuentran nuevas indicaciones.




Parece que la lluvia arrecia. Nos cubrimos nuevamente para protegernos, alguno con mas dignidad que otro.


Poca dignidad...

A partir de aquí bajamos al Torrent de l'Infern ya por una agradable pista que no hace precisamente alusión al nombre.






Pasamos cerca de la Font dels Caçadors, pero obviamos dirigirnos hacia ella. 


Como dice el rótulo...

Y en agradable conversación y ambiente, llegamos de nuevo al área de Can Coll, justo cuando la lluvia se va haciendo cada vez más pertinaz.




La lluvia arrecia...

Así concluimos esta recomendable excursión. La ha hecho más interesante y amena este tiempo lluvioso del que tanto hemos disfrutado toda la mañana.
Hay gustos para todo...


Ruta realizada.

Aquí dejo en enlace para bajar el track.
Es de un tal TXANY.
Muchas gracias por la ruta.

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1297928


Y termino con un homenaje a las botas que durante tantos km. me han acompañado en todos estos años. Han llegado a su fin... esperado ya, después de tantos pegados chapuceros de la suela al término de cada salida.
 Mis resentidos dedos al final, también han dicho ¡basta!. 
Como puede observarse en las fotos, el dibujo prácticamente ha desaparecido. 

El triste final...

 Su larguísima ruta ha terminado.  
¡ Descansad que os lo habéis merecido !.


... de tus andanzas.