8/11/14

PELS VOLTANTS DE TAVÈRNOLES. CASTELL DE SAVASSONA, BOSC DE SAVASSONA, SANT FELIUET, CASTELL DE S´AVELLANA, SANTA MAGDALENA DE CONANGLES. Ruta de Senderisme.

Nos encontramos en el pequeño municipio de Tavèrnoles, en la comarca de Osona (Barcelona), en la plana de Vic (Vich, antiguamente). Su relieve es accidentado por la sierra de Savassona y su población se encuentra diseminada en masías por todo el término.
Son las 9 de la mañana de un día otoñal, preludio de estos inviernos agazapados que llegan de repente. Por este motivo hemos escogido la ruta de hoy, una ruta que nos va a permitir disfrutar de los colores otoñales que tanto satisfacen al caminante.
Por un empinado sendero, pronto alcanzamos cierta altura para poder disfrutar de una primera gran panorámica.


Tavèrnoles.

El sendero sigue por un robledal (roureda) de magníficos ejemplares. El sol va elevándose en el horizonte.






El sendero nos depara otras extraordinarias vistas, de lejanías rocosas y de nubes amenazadoras. Es el mirador de Tavèrnoles.






Desde este mismo lugar, encaramado sobre una roca se puede observar la ermita de Sant Feliu de la Roca, llamada también Sant Feliuet. Hacia allí nos dirige el camino.


Sant Feliu de la Roca.



Hemos llegado a otro interesante lugar, el Castell de Savassona, actualmente de propiedad privada.




El Castell de Savassona fue declarado en 1949 Bien de Interés Nacional. Está situado a 611 mts. de altitud y se tiene constancia en documentos que datan del  año 890 que se encontraba bajo el dominio de los vizcondes de Osona y regentado por la familia de caballeros de Savassona.
En los siglos XVIII y XIX, se hicieron obras de recuperación y restauración.



Castell de Savassona.

Junto al castillo se encuentra la iglesia románica de Sant Pere de Savassona. Tiene una sola nave con ábside semicircular encarado al este.


Sant Pere de Savassona.



Seguimos disfrutando de grandes panoramas otoñales. El día es magnífico, de un sol radiante... momentaneamente.






Por otro espectacular sendero, penetramos en el Paraje Natural de Les Guilleríes-Savassona, y llegamos a otro de los puntos de interés de la ruta, el Bosc Màgic del Pla de Savassona.
Destacan las gigantescas rocas diseminadas en la zona, lo que la caracteriza por ser uno de los lugares míticos de Catalunya, donde la herencia de nuestros antepasados neolíticos, íberos y medievales han dejado su huella.




La Pedra del Sacrifici es una de las más destacadas. Con un peso aproximado de unas 400 toneladas, la roca se desprendió seguramente de la cadena rocosa principal. Aquí se han hallado enterramientos en sepulcros de fosa, con útiles y huesos datados hace unos 2350 años a.C.
En este lugar se realizaban sacrificios humanos y animales cuya sangre se desparramaba por la roca. De ahí su nombre.




Continuamos por entre los bloques de piedra que se reparten por el terreno y llegamos a otra de gran porte conocida como El Dau. Es un enorme bloque de gres que hace las delicias de los practicantes de la escalada.




Subimos por una magnífica senda entre sombrías rocas repletas de musgo y líquenes, que nos va a llevar a lo alto de la ermita de Sant Feliuet.




Las referencias históricas de esta construcción se remontan al año 1035 y fue edificada en el lugar donde se encontraba un poblado ibérico. El roquedal donde se levanta se llama Puig de Sant Feliuet.
Es de una sola nave y de ábside rectangular.


Ermita de Sant Feliuet.

Una gran panorámica de 360º nos permite disfrutar de un magnífico paisaje.
Entre las montañas que destacan en lontananza vislumbramos El Puigsacalm, y esto recuerda otra de las rutas realizadas a esta cumbre en noviembre del 2012 que, por cierto, tuvo un final bastante accidentado:

http://franclips.blogspot.com.es/2012/11/puigsacalm-sant-privat-den-bas-santa.html







Al fondo, sobre el altozano, destaca el Castell de Savassona por el que hemos pasado hace escasamente media hora. La extraordinaria visión cautiva por su serena belleza.




El Castell de Savassona.

Sobre las concreciones rocosas que ofrece el lugar, aprovechamos para el esperado y reconfortante desayuno.



La precisa preparación...

La famosísima y habitual...

Descendemos de la ermita de Sant Feliuet y nos acercamos de nuevo al Bosc Màgic de Savassona. Aquí podemos admirar la famosa Pedra de les Bruixes, con grabados en la roca, seguramente de la Edad del Bronce, aunque hay otros de posteriores como una serie de cruces probablemente signos de cristianización de la piedra.


Pedra de les Bruixes.

Otra de las curiosidades es la Pedra de l´Home donde también puede advertirse gran profusión de grabados y en el que destaca la figura de un homínido perfectamente grabado.




Pedra de l´Home.

Abandonamos el bosque y ahora seguimos transitando por la húmeda senda tapizada de otoñales hojas que crujen a nuestro paso.








La senda nos lleva a una  pequeña masía abandonada, el Mas de Can Passarella. Decidimos penetrar en su interior para realizar una somera exploración.






El W.C. atascado...





Abandonamos el lugar. Desde la masía tenemos una magnífica vista del río Ter que con sus suaves meandros va va avanzando por el territorio.




El próximo destino es el Castell de S´Avellana. El lugar está documentado ya desde el 1067 y fue declarado bien cultural de interés nacional en el año 1993.
Las primeras noticias del castillo se remontan al año 1067, cuando el obispo de Vic, Guillem de Balsareny, confió el castillo con sus límites y posesiones a los vizcondes de Girona, Ponç I de Cabrera y su esposa Beatriu, con la condición que siempre que pidiera su potestad o quisiera libre paso, los vizcondes lo permitieran.
Y allá subimos esperanzados de encontrar un reducto de gran importancia histórica...




Desde el camino puede contemplarse parte de la originaria construcción entre las rocas del promontorio donde está enclavada la fortaleza.




El sendero es pintoresco y augura un creciente interés por el lugar ...



Pero arriba, hay sólamente una gran decepción. Un roquero circular  forma la atalaya privilegiada para contemplaciones de variado cariz, y ni rastro del castillo. Podemos, eso sí, admirar otra magnífica vista preludio del lugar hacia donde van a avanzar nuestros próximos pasos.


Mas de Salou... al fondo.

Aprovechamos el lugar del Castell de S´Avellana para reponernos con unos cuantos frutos secos compuestos por avellanas , nueces y almendras. El lugar es idóneo para este pequeño refrigerio.




Descendemos y seguimos camino. Pronto encontramos una pequeña construcción de pedra seca. 




El interior, al que no puede evitarse una breve visita, sorprende por la sencillez de elementos de pétreos y por esa piel de serpiente que se halla en uno de los muros.




Seguimos ahora por un paisaje completamente distinto. Vamos descendiendo lentamente por un tramo donde crece abundosa  la yerba.




El camino nos dirige hacia otro interesantísimo enclave, la ermita de Santa Magdalena de Conangles, de estilo románico, documentada ya en el 980.




El lugar ha tenido diversas modificaciones a lo largo del tiempo. El conjunto está formado por una iglesia, capillas laterales, campanario y un pintoresco claustro.


Santa Magdalena de Conangles.



El edificio aparece documentado en el medioevo como Capilla, pero el establecimiento de una pequeña comunidad de monjas agustinas bajo la dirección de la priora María del Bosch en el siglo XIV,  propició su calificación como monasterio.




El claustro de Santa Magdalena fue construido en los años 60´ por Jean Baurier Tivollier, y terminado en 1984 por sus familiares para rendirle un merecido homenaje.








El lugar  de Conangle fue durante la época Moderna, refugio de bandoleros y escenario favorito de brujas y demonios. En 1610 está documentada la presencia del bandolero Perot Rocaguinarda, refugiado en estos bosques con una partida de 200 hombres y perseguidos por soldados y miembros del somatent y la Unió de Vic.




Dejamos atrás el monasterio y seguimos por un camino bordeado por árboles otoñales, donde la luz penetra tenue...




Pasamos al lado de unas imponentes rocas que forman una gran cavidad donde a buen seguro ofrecerían refugio en caso de una inesperada tormenta.




Nos encontramos con una típica masía de la zona. Se trata del Mas Salou, una soberbia construcción de piedra donde seguramente no echaríamos de menos estas cosas tan superficiales e innecesarias a que nos tiene tan acostumbrados la modernidad del momento actual.






Cerca de la masía un pequeño riachuelo corre sus escasas aguas bordeado de álamos y chopos de hojas amarillentas por lo avanzado de la estación. Sin duda, el lugar ofrece un espectáculo inigualable.






Junto al riachuelo dejamos perenne una instantánea para el recuerdo.






El espeso bosque por el que hemos avanzado después de cruzar el riachuelo nos lleva a otro lugar de interés. Es el Pou de Glaç de Salou. Tiene una profundidad de 8,6 mts, y un diametro de 6 mts. Todo el mundo sabe que se utilizaba para almacenar hielo y garantizar su conservación el mayor tiempo posible.
El abandono de estos Pous de Glaç se produce hacia finales del siglo XIX, con la aparición del hielo artificial.


Pou de Glaç de Salou.

Abandonamos el lugar y seguimos camino acercándonos ya al final de la ruta.




Llegamos a Tavèrnoles cuando son las 14:30 de la tarde. Pasamos junto a un restaurante, Cal Janot, con un olor de carne a la brasa que estimula las apetencias. Todas estas circunstancias incitan a entrar al establecimiento.


 Cal Janot.

Regresamos ya que nos quedan 85 km. para llegar a casa. Relajación después de la excursión y de la comida...




Dejo la ruta de un tal Jep Boix. La distancia recorrida es de 11,64 kms. Muy recomendable por la belleza de los paisajes y por los emblemáticos lugares por los que discurre..



Ruta realizada.