7/11/15

PER TERRES DEL MOIANÈS. De COLLSUSPINA a les COVES DEL TOLL. COLL DE L´ESPINA.

Collsuspina es una pequeña población de la comarca del Moianès, en Barcelona. La vuelta a la población es breve, pero se pueden admirar sus calles que conservan la auténtica belleza de sus grandes casas de piedra con gruesos muros y  puertas de acceso.






Son las nueve de la mañana y comenzamos una ruta que nos va a llevar por unos parajes de extraordinaria belleza. El otoño se ha encargado de realzar toda la gama de colores de esta naturaleza tardía que tanto disfrute provoca a los amantes de los grandes espacios abiertos.






De la tierra fértil y húmeda surge una tras otra la eclosión de especies micológicas.




Avanzamos por un camino de hierba cercano a la carretera de acceso a la población.






Llegamos junto a una gran masía. Se trata de Can Gomar, amplia construcción rodeada de fértiles terrenos agrícolas.




Junto a ella, se encuentran los restos de una pequeña ermita de una sola nave, Santa Eugènia del Gomar.


Santa Eugènia del Gomar

La pequeña capilla está ya documentada desde el año 951 y su arquitectura indica que era una capilla prerrománica edificada en el siglo X.






Desde la pequeña ermita volvemos atrás por el mismo camino que hemos llegado hasta ella, y en unos 10 minutos encontramos un desvío hacia la derecha que seguimos.
Nos adentramos por caminos otoñales de gran belleza.








Junto a un pequeño bosquecillo, la parada de rigor para desayunar. No falta nada, ni las ganas.






El sol penetra entre el follaje ocre de los robles tiñendo de tonos el paisaje por el que sigue el itinerario.






A modo de pequeños conos volcánicos, el incesante trabajo de las hormigas ha culminado a la perfección, con la construcción de habitáculos a su medida.








El fantástico sendero nos lleva por el torrent de Gomar, todo un espectáculo de hojas y vegetación.








Una enorme roca junto a la riera. Aprovechamos un pequeño alto en el camino para disfrutar del entorno.






A medida que vamos penetrando por el frondoso sendero podemos percibir el pequeño microclima que reina en la vaguada por donde se adentra el itinerario. Olor a humedad, a otoño, a gotas en suspensión, cambios de temperatura...










Llegamos al lugar donde se ubica un curioso edificio. A primera vista, su arquitectura recuerda a una gasolinera. La integración con el entorno, deja mucho que desear.
Estamos en La Cova del Toll,  una de las cuevas prehistóricas de Europa más rica en fauna del Cuaternario.
Situada a 745 metros de altitud tiene un recorrido total de 1148 metros, la parte habilitada para la visita es de 180,55 metros y tiene forma de L.
El Complejo de las cuevas del Toll está formado por la cueva del Toll (1148 m), la cueva de les Toixoneres (50 m), la cueva Morta (100 m) y la sima del Bassot (avenc del Bassot) (12 m de profundidad). Se supone que antiguamente las diferentes cavidades estaban conectadas entre sí. En ellas se han encontrado abundantes restos arqueológicos y paleontólogicos, desde el Paleolítico medio hasta la Edad del bronce.
Quizá en otra ocasión entremos para la visita. Seguimos ahora remontando hacia lo alto de la colina por una carretera asfaltada con un notable desnivel. A partir de aquí el camino discurre con un paisaje completamente distinto.
A lo lejos pueden observarse Montserrat y La Mola, este último situado en el parque natural de Sant Llorenç del Munt i l´Obac.




Vamos caminando por una soleada pista, por el llamado Coll de l´Espina, antiguo camino que iba de Manresa a Vic. El lugar toma su nombre porque transcurría por las tierras de la importante masía de L´Espina.






Mas adelante cruzamos entre una gran explotación de ganado bovino. Aquí se pace en paz y no vamos a ser nosotros los que vamos a perturbar tanta armonía.










Tenemos ya cercanas las primeras casas de la población. Después de un tranquilo recorrido de 10,89 kms., hemos llegado de nuevo a Collsuspina.


Collsuspina.

Aquí dejo el enlace realizado por un tal Ramon González, al que agradecemos su track.



Ruta realizada.


El recorrido ha sido un tanto irregular, caracterizándose la primera parte por un paisaje de gran belleza, mientras que el regreso lo ha cubierto la monotonía y el escaso interés, a excepción de la explotación ganadera, a la cual hemos dedicado entretenimiento fotográfico.